Acaso debió pensar, en ese instante, que el destino le había deparado una misión extraordinaria. Pero no tuvo tiempo. Porque en ese instante –2 de abril, 1982, Islas Malvinas– sostenía con la mano derecha el fusil colgado del hombro, listo para tronar ante cualquier movimiento sospechoso de sus prisioneros, guiados por el comando inglés Lou Armour, cabeza de su grupo........
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